La “Pieza del Mes” corresponde a un keltatuwe, joya elaborada específicamente para la mujer mapuche, objeto cultural concretamente en el ámbito de la platería que desarrolla históricamente este pueblo, conservado en los depositos de arqueología forman parte de la colección etnográfica-mapuche, objeto ingresado al Museo de Historia Natural de Valparaíso como donación en 1925.
La elección de este objeto como pieza del mes es una oportunidad y una invitación a observar nuevamente la platería mapuche, con la densidad y peso que exige para comprender su valor como un arte que da cuenta de una cosmovisión compleja, fuertemente arraigada en este territorio y su historia.
La persona que practica este arte no sólo debe poseer conocimientos técnicos, sino que debe fundamentarse en una fuerte base filosófica y social, ya que cada creación es una amalgama de capas integradas de significados que deben conocerse y respetarse. El creador recibe el nombre de Rüxafe, palabra compuesta por el verbo “rüxan” (pulir, limpiar, modelar) y el sufijo “fe” (persona que oficia o pone en práctica el verbo). Antecedentes que da cuenta Juan Painecura Antinao en su publicación "Charu, Sociedad y Cosmovisión en la Platería Mapuche". Ediciones Universidad Católica de Temuco.(2011).
Según, este oficio reúne de modo concreto distintas dimensiones del mundo mapuche: su concepción espiritual y experiencia de la naturaleza, sus lógicas sociales y la expresión de las distintas etapas históricas que ha enfrentado.
En palabras de Painecura Antinao: “Las joyas mapuche expresan el conocimiento y pertenencia cosmológica en cuanto al origen de la vida en general y de la vida humana mapuche en particular, así como la relación entre la vida y la muerte y los diferentes momentos y espacios en que transitamos los mapuche por los mismos.”
El origen y desarrollo de este arte atestigua también los vínculos de distinto tipo que los mapuche establecieron con otros grupos humanos. El imperio Inca invadió el territorio mapuche desde el norte y estableció una frontera sur en la zona del Río Maule alrededor a mediados del S XV, este sector se transformó en el escenario de diversos intercambios técnicos, comerciales y militares entre ambos pueblos.
De esta manera se generó en el mundo mapuche una fuerte absorción de conocimientos en la recolección y purificación de los metales disponibles a partir del contacto con la cultura Inca, la cual practicaba ya una avanzada metalurgia.
Con la llegada de un segundo imperio, esta vez el español, se produce una nueva serie de enfrentamientos e intercambios culturales. Esta vez la estructura imperial articuló una lógica de dominación a partir del trabajo esclavo de los mapuches, forzando el contacto con una serie de elementos que son de algún modo incorporados luego en las lógicas y técnicas de la platería mapuche. Así, el uso obligado de chuzos, palas, picotas y cadenas hacen aparecer un nuevo universo de objetos y materias en la realidad mapuche. Del mismo modo, los enfrentamientos que se producen dan a conocer una nueva dimensión compuesta por las armas occidentales y todos los elementos que acompañan el uso militar y civil de los caballos, desconocidos previamente a la llegada de los españoles. El trabajo agrícola forzado en las encomiendas, así como el empleo de esclavos en herrerías y otros talleres aumentan los grados penetración de técnicas y materiales nuevos en la cultura originaria.
A partir de los tratados de la década de 1640, se establece una frontera entre el Imperio Español y la Nación Mapuche en el río Bío-Bío. Se acordó el respeto espacial de esta frontera y se inició una etapa de fuerte intercambio comercial en toda la zona fronteriza. El comercio incluyó un antecedente importante para la platería mapuche, que fue el ingreso de monedas de plata como elemento de transacción para obtener ganado desde el territorio mapuche.
Con el correr del tiempo, las distintas estructuras territoriales y políticas mapuche se complejizan y se asientan en cada una de las zonas habitadas por esta cultura. La contraposición a los imperios Inca y Español y luego la progresiva pérdida de territorios ante el Estado de Chile, genera una diversidad de dinámicas internas. Toda esta complejidad cultural es recogida y expresada en el arte de la platería mapuche.
Concluyendo Juan Painecura Antinao “El rol y función del rüxafe dentro de las estructuras de la sociedad mapuche viene por herencia familiar consanguínea y su preparación en el conocimiento de este arte comienza desde corta edad, el que durará hasta cuando aprenda todas las técnicas de construcción y el manejo de la filosofía mapuche, las estructuras sociales y políticas a la cual él pertenezca.”
La pieza del mes se exhibe en el Museo de Historia Natural de Valparaíso, ubicado en calle Condell 1546, y se enmarca en el desarrollo de actividades conmemorativas por el mes de la mujer.
*Contenidos y fotografías: Iñaki Rementería, Prácticante carrera de Restauracion DUOC.