Entre 1912 y 1917, el insigne arqueólogo alemán al servicio de Chile Friederich Max Ühle, descubrió en la costa desértica del Norte de Chile este pueblo precolombino cazador-recolector-pescador, denominándolo "Chinchorro" por la playa cercana a Arica donde fue hallado. Los chinchorro entre sus rasgos culturales básicos, practicaban una momificación artificial mucho más compleja que la egipcia. Incluso unos 3.000 años más antigua; considerándosela ahora, la más antigua del mundo.
La momificación artificial chinchorro demuestra, que esa etnia antigua poseía técnicas y conocimientos anatómicos que contradicen la calificación despectiva de "primitivos". Los momificadores chinchorro debían ser especialistas expertos con alto status, que usaban afilados instrumentos de piedra, conchas y huesos, y desarrollaron diversos tipos de momificación, desde el desecamiento natural por acción del clima y el suelo desértico, hasta el completo reensamblamiento artificial y artístico de los cuerpos, usando cueros de aves y lobos marinos, fibras vegetales, pelo humano, esteras, cordonería de algodón y lana animal y diversos aglomerantes como cenizas, ocre rojo, pasta negra de manganeso, y otros minerales.
Los cuerpos momificados conservaban su individualidad y se mantenían agrupados cerca de su comunidad, como parte de un desconocido culto a los antepasados. Tal vez ellos favorecerían la caza y la pesca, entre otras preocupaciones de sus descendientes. En retribución, estos los conservaban, enterrándolos finalmente en grupos que recuerdan linajes familiares.
La momificación chinchorro se inició en el área Arica-Camarones por el 7.000 A.C. y desapareció hacia el 1.500 A.C., desconociéndose hasta hoy los motivos cabales que la originaron y por qué desapareció. Pero sí nos dejaron muy claro, la alta sofisticación del mundo espiritual de este pueblo, que dejó plasmada en estas evidencias funerarias su aspiración, casi lograda cuando vemos su milenaria supervivencia, por alcanzar la inmortalidad. Lamentamos que no tuvieran un sistema de escritura como los textos egipcios, que nos habría permitido conocer con nitidez su concepción del mundo y de la vida, y el sentido exacto de sus ritos de tránsito ante el trauma de la muerte.
Jaime Vera V.