El oficio de la taxidermia (del griego táxis ‘colocación, arreglo’ y dermia, ‘piel’) consiste en la disecación de animales para conservar su apariencia de seres vivos. Al preservar una especie para su exhibición y estudio durante siglos, esta práctica logra capturar el tiempo de una forma sorprendente. De ahí que, en el pasado –sobre todo antes de la era digital–, constituyera un medio privilegiado para acceder al conocimiento de animales geográficamente lejanos o en peligro de extinción, más allá de las imágenes contenidas en los libros de zoología.
Artesano y naturalista
José Carpeneto Corsiglia (1892-1971) fue uno de los taxidermistas más destacados de Chile. Nació el 16 de mayo de 1892 en Moconesi, Italia, donde habría tenido sus primeros acercamientos a la disciplina gracias a las enseñanzas del sacerdote de su pueblo. La familia aún conserva un libro que, probablemente, fue uno de sus primeros manuales para aprender el oficio: Il naturalista preparatore. Embalsamatore-tassidermista (1907), de Raffaello Gestro.
Hacia 1914, Carpeneto abandonó Italia para cruzar el océano, originalmente con destino a Buenos Aires, aunque luego se desvió hacia Valparaíso. Primero se dedicó al comercio, forjando una nueva vida de esfuerzo que le permitió ayudar a su familia en Italia. Algunos años después, se casó con una profesora chilena, con quien se radicó en Viña del Mar y tuvo cuatro hijos.
En 1928, optó por dar un giro a su vida y ofreció sus servicios al Museo de Historia Natural de Valparaíso, que lo contrató como taxidermista auxiliar. El rigor científico que aplicaba en el ejercicio de su labor, el uso de técnicas originales y el sorprendente naturalismo que imprimía a sus piezas –además de un profesionalismo a toda prueba–, le valieron la admiración de sus contemporáneos y prolongaron su permanencia en la institución por cuarenta años.
Allí ejerció también como cazador y recolector de ejemplares, labores que realizó siempre con gran pericia, intuición y delicadeza, demostrando un profundo conocimiento del mundo natural. Su trabajo dio origen a una de las mejores colecciones de aves que se conservan en el país, compuesta por 770 especímenes distribuidos en 17 órdenes, 41 familias, 91 géneros y 117 especies, la mayor parte de ellas provenientes de distintas localidades de la Región de Valparaíso.
A lo largo de cuatro décadas de inagotable labor, José Carpeneto logró inmortalizar a numerosas aves en un vuelo eterno, para admiración de las nuevas generaciones que visitan la institución porteña. Pero más allá de su valor estético, la colección ornitológica que formó continúa siendo una valiosa fuente para el conocimiento de la fauna local y el desarrollo de las ciencias naturales en Chile.
Descarga el artículo completo “Una contribución científica desde la taxidermia. José Carpeneto (1892-1971) y su colección en el Museo de Historia Natural de Valparaíso”, por Carolina Valenzuela M.