La colección Lodwig ingresa al Museo de Historia Natural de Valparaíso en 1921 como una donación hecha por los herederos de Juan Lodwig, quien desarrolló excavaciones asistemáticas en el litoral de Caldera y la puntilla norte de Caldera a fines del siglo XIX (Corral, 2008). Esta colección de más de cuatro mil quinientos objetos contiene en su mayoría piezas de cerámica, hueso, piedra y metal además de algunos elementos de bioantropología (restos humanos), de adscripción cultural Molle, Diaguita, Copiapó y Diguita-Inca.
Los objetos de metal de esta colección suman 374 piezas (López, 2018), los que hoy se encuentran dispuestos en un gabinete especial que permite controlar la humedad relativa y embalados en condiciones de conservación.
METALURGIA EN EL NORTE CHICO
El trabajo de los metales en el Norte Chico comenzó mucho antes de la llegada de los incas a la zona, incluso antes del desarrollo de los diaguita, fue la Cultura El Molle (200 a.C. - 800 d.C.) la que comenzó y extendió la elaboración de artefactos de cobre, tales como anzuelos, pinzas y adornos (aros, colgantes, pulseras y orejeras), además de cinceles, agujas, cuchillos y punzones, entre otros.
Los diaguitas (900 - 1450 d.C.) siguieron perfeccionando las técnicas y creando diseños propios, especialmente de piezas de orfebrería, tales como aros, collares, pulseras y anillos, trabajando también con plata y oro. Sin embargo, es con el Inka (1450 - 1536 d.C.) que el trabajo de los metales alcanza su esplendor en el Norte Semiárido, al instalar centros metalúrgicos, como el del Viña del Cerro en el área de Copiapó, con especialistas de tiempo completo en las tareas extracción de minerales y fundición para convertirlos en metal. El metal era trasladado a centros artesanales para la confección de herramientas y orfebrería, los cuales se encontraban en Argentina, donde se plasmaban las formas características del Imperio, tales como tumis (cuchillos), tensores, cinceles, tupus (alfileres), diademas, discos y placas pectorales, entre otros.
ORFEBRERÍA DIAGUITA
Los diaguitas heredaron de la cultura El Molle el arte de la orfebrería, conociendo las propiedades del cobre en su estado natural e imprimiendo su propio sello a los diseños y formas de los adornos. La influencia inca también se registró a través de nuevas formas, técnicas y materiales incorporados, lo que también da cuenta de la presencia de artesanos especialistas dedicados a la confección de joyas.
La orfebrería Diaguita principalmente era una expresión de arte, pero también funcionaba como símbolo de estatus entre la población, no todo el grupo podía acceder a los materiales como oro, plata, cobre, cuentas de piedras semipreciosas (turquesa, crisocola, lapislázuli, entre otras), concha y hueso, por tanto sólo los individuos con estatus elevado como por ejemplo, los chamanes y caciques o gobernantes, con sus familias, tenían el poder de encargarles a los orfebres los adornos personales y joyas, por tanto eran elementos diferenciadores de estatus dentro de la sociedad diaguita, en otros casos podían representar elementos de distinción étnica y seguramente en casos de diseños específicos también marcaban diferencias de género (hombre/mujer, mujer joven/mujer mayor por ej.) y de oficios (los mismos orfebres usaban alguna joya distintiva).
Bibliografía
López, L. 2018, Colecciones del área de arqueología del Museo de Historia Natural de Valparaíso, su documentación, caso de estudio colección arqueológica Lodwig-Metales. Anales del Museo de Historia Natural de Valparaíso. Vol 31, 2018 pp.9-22
Corral, M. 2008, Colección Lodwig, Objetos de Metal. Informe práctica profesional realizada en el Museo de Historia Natural de Valparaíso. Universidad Sek.