En colaboración con la Asociación Sembra, el Museo de Historia Natural de Valparaíso impulsa el reciclaje y reutilización textil como parte de su compromiso con la sostenibilidad. Este año, gracias al apoyo de la comunidad, se han recolectado un total de 59,63 kg de textiles en su punto de reciclaje. Estas prendas no solo evitan su destino en vertederos, sino que se convierten en nuevos productos, promoviendo prácticas responsables y una economía circular.

La ropa recolectada en el punto permanente de reciclaje y reutilización del museo atraviesa distintos procesos. Aquellas prendas en buen estado son transformadas en objetos como fundas, muñecas y accesorios decorativos. Los textiles sintéticos se utilizan para fabricar aislantes térmicos, contribuyendo a soluciones sostenibles en el ámbito de la construcción. Por su parte, los textiles naturales se reciclan para crear papel textil, lienzos artísticos y pantallas para lámparas, demostrando que el valor de las fibras puede extenderse más allá de su uso inicial.

Este esfuerzo también busca generar conciencia sobre el impacto de la industria textil, una de las más contaminantes a nivel global. Desde el punto de reciclaje, el museo invita a reflexionar sobre el ciclo de vida de las prendas que usamos: ¿Quién las produce? ¿Qué impacto ambiental tienen? ¿Qué ocurre con ellas al final de su vida útil? Estas preguntas son el punto de partida para cuestionar el modelo lineal de producción y consumo y avanzar hacia un sistema más sostenible, enfocado en el reciclaje y la reutilización.

La colaboración entre el Museo de Historia Natural de Valparaíso y la Asociación Sembra también tiene un fuerte componente educativo, promoviendo una cultura de consumo consciente y la valoración de las fibras naturales y sintéticas. Esta iniciativa se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible y busca inspirar a otras comunidades a adoptar modelos de reciclaje e innovación que ayuden a mitigar la crisis climática.

Al donar ropa, se debe priorizar textiles con alto porcentaje de fibras naturales, como algodón, lino o cáñamo, asegurándose de que las prendas estén limpias y libres de químicos. No se reciben zapatos, carteras ni accesorios. Con estas pequeñas acciones, cada miembro de la comunidad puede contribuir al cierre del ciclo textil, convirtiendo residuos en recursos y fomentando un futuro más sustentable.